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Frases y citas con "Paraiso"
Historia del cerco de Lisboa
JOSÉ SARAMAGO
(287 frases)
Cuando sólo una visión mil veces más aguda que la que la naturaleza puede dar sería capaz de distinguir por el oriente del cielo la diferencia inicial que separa la noche de la madrugada, despertó el almuédano. Despertaba siempre a esta hora, según el sol, y le daba igual que fuera verano como invierno, y no precisaba de ningún artefacto de medir el tiempo, sólo de una infinitesimal mudanza en la oscuridad del cuarto, el presentimiento de la luz sólo adivinada en la piel de la frente, como un tenue soplo que pasara sobre las cejas o la primera y casi imponderable caricia que, por lo que se sabe o cree, es arte exclusivo o secreto, hasta hoy no revelado, de aquellas hermosísimas huríes que esperan a los creyentes en el paraíso de Mahoma.
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Enviada por 19 hace 7 años
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La ciudad y las sierras
JOSÉ MARÍA EÇA DE QUEIROZ
(7 frases)
Era seguramente el paraíso, porque mis ojos, de mortal arcilla, acababan de descubrir al Anciano de la Eternidad, aquel que no tuvo mañana ni tarde. En el centro de una claridad, que irradiaba de él mismo, más clara que todas las claridades, entre profunda estantería de oro atiborrada de códices, sentado en vetustísimos infolios, con los remolinos de las barbas infinitos caídos sobre resmas de folletos, libros en rústica, gacetas y catálogos, el Altísimo leía. La frente superdivina que había concebido el mundo descansaba sobre la mano soberanamente fuerte que lo había creado, y el Creador leía y sonreía. Aunque estremecido de sagrado furor me atreví a mirar por encima de su hombro resplandeciente. El libro costaba tres francos, sin encuadernar... El Eterno leía a Voltaire, en una edición barata y sonreía.
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Enviada por 23 hace 8 años
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Primavera negra
HENRY MILLER
(24 frases)
Y ahora os dejo a vosotros y a vuestra sagrada ciudadela. Voy a sentarme en la cumbre de la montaña, a esperar otros diez mil años, mientras lucháis para alcanzar la luz. Pero deseo, sólo por esta noche, que apaguéis un poco las luces, que bajéis los altavoces. Esta noche quisiera meditar un poco en paz y silencio. Quisiera olvidar por un rato que estáis revoloteando en vuestro baratísimo panal de miel.
Mañana quizá procuréis la destrucción de vuestro mundo. Mañana quizá cantaréis en el Paraíso sobre las humeantes ruinas de vuestras ciudades del mundo. Pero esta noche yo quisiera pensar en un hombre, un solo individuo, un hombre sin nombre ni país, un hombre a quien respeto porque no tiene absolutamente nada en común con vosotros: YO. Esta noche meditaré sobre lo que yo soy.
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Enviada por 23 hace 8 años
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Nuestra Señora de París
VICTOR HUGO
(41 frases)
—Por favor —suplicó— ¡si tenéis entrañas no me rechacéis! ¡Te amo! ¡Soy un miserable!
¡Cuando pronuncias ese nombre, desventurada, es como si triturases con tus dientes todas
las fibras de mi corazón! ¡Por favor! Me voy contigo al infierno si vienes de allí. El
infierno en donde estés será mi paraíso, pues tu presencia es más encantadora que la de
Dios. Dime, ¿no me amas? El día en que cualquier mujer llegase a rechazar un amor
semejante, habría creído que las montañas se abrirían. ¡Oh! ¡Si tú quisieras...! ¡Podríamos
ser tan felices! Huiríamos. Yo te ayudaría a hacerlo. Podríamos ir a cualquier lugar.
Buscaríamos en la tierra el lugar más luminoso, con más árboles, con cielo más azul.
¡Nos amaríamos, nos entregaríamos nuestras almas y nuestra sed de nosotros mismos
sería tan insaciable que la calmaríamos en común en la copa inextinguible de nuestro
amor!
La muchacha le interrumpió con una risa terrible a hiriente.
—¡Fijaos, padre, tenéis sangre en las uñas!
El sacerdote se quedó petrificado durante algunos instantes, con la vista fija en sus
manos.
—Pues entonces —prosiguió el clérigo, con una extraña dulzura— ultrájame, búrlate de
mí, abrúmame, pero ven conmigo. ¡Apresurémonos! Te repito que es para mañana. Es el
patíbulo de la Grève, ¿recuerdas? ¡Está ya preparado! ¡Es horrible, verte marchar en esa
carreta! ¡Por favor, nunca había sentido como ahora todo lo que te amo! Podrás amarme
quizás después de haberse salvado y no me importa que puedas odiarme tanto tiempo como quieras, pero ven, por favor. ¡Es mañana! ¡Mañana! ¡La horca! ¡Tu suplicio!
¡Sálvate! ¡Apiádate de mí!
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Enviada por 23 hace 8 años
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