–Entonces, ¿tú cuentas con volver por aquí? –le pregunté.
Como él me contestó con un signo negativo de cabeza, le pregunté para quién dejaba el arroz, la sal y las cerillas.
–Algún otro va a llegar hasta aquí –respondió el gold–. Verá esta barraca y se sentirá feliz de encontrar madera seca, cerillas y algo que comer para no morirse.
Me sentí profundamente conmovido. Así es que Dersu pensaba de antemano en algún caminante desconocido. Sin embargo, él no vería jamás a ese ser anónimo y éste, a su vez, no sabría en absoluto a quién debería agradecer el fuego y el alimento.
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Enviada por David hace 9 años
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