–¡Qué tiempo del diablo! –dije a mi compañero–. No se sabe si se trata de niebla o de lluvia. ¿Qué crees tú, Dersu, esto va a aclararse o va todavía a empeorar?
El gold miró al cielo y los alrededores, pero prosiguió su camino en silencio. Sólo se detuvo un minuto más tarde para decirme:
–Yo pienso esto: las colinas y la selva son como los hombres. Ahora están dispuestas a sudar. ¡Escucha...! Respiran como nosotros...
Tras estas palabras, reemprendió la marcha.
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Enviada por David hace 9 años
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