Dersu, levantado antes que los demás, calentó el té. Era el momento en que el sol empezaba a aparecer. Al principio, como un ser viviente, el astro pareció emerger de las aguas, contemplándonos, para destacarse a continuación en el horizonte y ascender lentamente en el cielo.
–¡Qué hermoso! –exclamé.
–Es el hombre principal –respondió el gold, señalando al sol–. Si él pereciese, todo perecería alrededor. –Después de un corto intervalo, prosiguió–: El fuego y el agua son también hombres poderosos. Si ellos desapareciesen, sería el final de todo.
0
Enviada por David hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Vladimir Arseniev.