Habíamos en­tornado la puerta de un lugar donde se respiraban aires de libertad y, no solo eso, sino que además, era un lugar donde el dinero corría con gratificante fluidez. Porque el dinero era importante. Significaba independencia, liberarnos de nuestras circunstancias adversas. Asi­mismo, constituía algo, quizás lo único, que nos man­tenía unidos. Pues era juntos, de la única manera que podíamos conseguirlo. Savannah sin Frosty solo era una más, y Frosty sin Savannah definitivamente no era nadie.