En aquel rostro enrojecido por la cólera, su boca, oscura como una cueva, expulsaba desprecio y frustración. Había esperado quince largos días, el doble de lo habitual, para un informe que le dejaba totalmente insatisfecho. Las cosas se estaban torciendo más de lo que sospechaba.
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Enviada por David hace 8 años
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