Cada letra tiene un aroma, cada verbo, una fragancia. Cada palabra trae al recuerdo un lugar y sus olores. Y el texto que tejemos poco a poco, al azar duplicado del alfabeto y la memoria, se convierte en el maravilloso y perfumado río, mil veces ramificado, de nuestra vida soñada, de nuestra vida vivida, de nuestra vida por vivir, que nos lleva y al mismo tiempo nos revela.
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Enviada por David hace 8 años
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