Podemos no secundar una emoción; podemos hacer frente a un estado de ánimo. Podemos crear el estado de ánimo que deseemos. Podemos escoger qué papel representar en la función o, incluso, no representar ninguno y asistir a ella cual espectadores. La función puede continuar y nosotros marcharnos, o terminar y nosotros quedarnos. El potencial de nuestra soberanía es sobrecogedor.
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Enviada por Esther hace 8 años
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