Éste es el mejor regalo para un escritor: no que le lean, sino que le subrayen, que el lector se haga escritor y escriba alguna nota marginal. Entonces, cuando esto sucede, es la felicidad. El escritor casi nunca sabe si eso sucede o no, pero vive, se desvive, para la posibilidad de esa felicidad.
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Enviada por Esther hace 8 años
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