Supongo que desde el momento en que nos conocimos supe que yo estaba destinado a quedarme atrás, pero aún así, oirlo de primera mano fue como un puñetazo en el pecho. Existen ciertas tristezas que no abandonan nunca el corazón de uno por mucho tiempo que pase, y ésta, era una de ellas.
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Enviada hace 9 años