Dios, es decir el placer bruto, sin concesiones, el que surge de lo más hondo de nosotros mismos, que solo tiene que ver con nuestro propio goce y a éste regresa; Dios, es decir esa región misteriosa de nuestra intimidad en la que nos pertenecemos por completo a nosotros mismos en el apoteosis de un deseo auténtico y de un placer puro.
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Enviada por James hace 9 años
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