A veces sentía ganas de someterme a él, en una absurda voluntad de aliviar su odio. Quizá yo fuera tan retorcido como él. ¿Cómo admitir si no el que hubiera podido mostrarme tan ingenuo? Él era la criatura engendrada por la pereza de mi ambición.
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Enviada por Narciso hace 9 años
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