Y quizá sea cruel por mi parte, pero cada uno de esos discursos me pareció carente de la más mínima emoción: como si los hubiera dictado una sensibilidad mecánica. Sobre todo veía claro que era de verdad el final de una época. El final de un vínculo entre los elementos fríos de una familia.
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Enviada por Graciela hace 9 años
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