Sí, estaban solos en el torbellino de la música y los valses. Hay que dar vueltas sin parar, decía él, dar vueltas hasta que no sepas adónde ir. Ella ya no pensaba en nada. Por primera vez, vivían la vida en su densidad única y total: la del momento presente.
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Enviada por Saúl hace 9 años
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