Nos casamos muy rápido, puede que más de lo que me habría gustado. Me lo pidió ella y cuando le dije que por qué no esperábamos un poco y nos conocíamos mejor, Amanda se echó a reír y me dio un beso. "Manu- dijo-, ¿para qué vamos a esperar si ya nos hemos encontrado?". Aunque hablaba muy seria, bromeaba, pero yo no me di cuenta y, como siempre, caí de cuatro patas como un bobo. Me puse tan rojo que sentí que me ardía el cogote y ella, al verme así, ladeó la cabeza y se abrazó a mí, hundiendo la cara en mi cuello y bañándome en su olor. "No hay que hacer esperar nunca a lo bueno, cariño", me dijo al oído así, muy bajito.
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Enviada por Bartolomeu hace 9 años
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