Para Petra Cotes, sin embargo, nunca fue mejor hombre que entonces, tal vez porque confundía con el amor la compasión que él le inspiraba, y el sentimiento de solidaridad que em ambos había despertado la miseria. La cama desmantelada dejó de ser lugar desafueros y se convirtió en refugio de confidencias.
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Enviada por Sandra hace 9 años
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