Tropezando con las palabras, sorprendido por un tropel de ideas que no cabían en los moldes previstos, descubrió a la viuda de Asís, rodeada de sus hijos. Fue como si los hubiera reconocido varios siglos más tarde en una borrosa fotografía familiar. Sólo Rebeca de Asís, apacentando el busto espléndido con el abanico de sándalo, le pareció humana y actual.
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Enviada por Kirlian hace 9 años
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