Cerré despacio aquel pequeño volumen, miré mi pluma, mis lujosas libretas desesperadamente vacías, mi vaso, mi botella, mis estanterías, el apartamento mugriento, la vajilla acumulándose en el fregadero; pensé que no había muchas cosas realmente importantes en la vida, ni las obras que uno escribe, ni los libros que lee, ni el destino, todo acaba engullido por un bicho minúsculo como una frágil flor, estaba triste, triste y al mismo tiempo alegre…
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Enviada por Bernard hace 9 años
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