Cuando un tipo brillante intenta seducir a una mujer, ésta tiene la impresión de entrar en una competición. Ella también se siente obligada a deslumbrar. A no entregarse sin resistencia. Mientras que la insignificancia la libera. La descarga de precauciones. No exige ninguna agudeza. La despreocupa y, por tanto, la hace más fácilmente accesible.
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Enviada por Celia hace 9 años
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