Con todo, jamás volveré a ser el mismo. A partir de mañana seré una persona distinta. Pero nadie de los que me rodean se dará cuenta de que he vuelto a Japón transformado en otro. Porque exteriormente nada habrá cambiado. No obstante, algo dentro de mí ha quedado reducido a cenizas, ha desaparecido. Ha corrido la sangre. Dentro de mí, alguien, algo, se irá. Con la mirada baja, sin una palabra. La puerta se abrirá, la puerta se cerrará. La luz se apagará. Para mí, tal como soy ahora, hoy es mi último día. Éste es mi último atardecer. Cuando amanezca, yo, tal como soy ahora, ya no estaré aquí. Una persona distinta habrá ocupado mi cuerpo.
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Enviada por Elena hace 9 años
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