No es la persona la que elige su destino, sino el destino el que elige a la persona. Ésta es la concepción del mundo en la que se fundamenta la tragedia griega. Y la tragedia, según la define Aristóteles, irónicamente, no surge de los defectos del protagonista, sino de sus virtudes ¿Entiendes a qué me refiero? Son las cualidades, no los defectos, las que arrastran al hombre a la tragedia.
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Enviada por Elena hace 9 años
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