El amor que se profesaban era tan verdadero que no había ninguna necesidad de ponerlo a prueba. Ella lo sabía. El destino los había unido con un lazo tan fuerte que sólo es posible encontrar uno igual en un millón. Y aquél era un lazo imposible de romper. Ella lo sabía. Él no lo sabía.
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Enviada por Xenia hace 9 años
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