Llueve, y es una lluvia mansa, de otoño iniciado... los primeros árboles dejan caer las hojas y aparecen desnudos, frioleros, como si estuvieran pidiéndonos caricias, alguno hay al que apetecería apretar contra el pecho con tierna piedad, acercamos el rostro a la corteza húmeda y es igual que un rostro mojado de lágrimas.
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Enviada por Ramón hace 8 años
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