Ella no había sido sino una fantasía de su cabeza, una última invención del espíritu para consuelo de la carne, un efecto abusivo de la desmayada luz crepuscular, un soplo efímero que pasa y no deja rastro, la gota minúscula de lluvia que cae y en breve se seca.
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Enviada por Melancolias hace 8 años
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