El valor ha abandonado a nuestra raza. Puede que nunca lo hayamos tenido. El terror a la sociedad, que es el fundamento de la moral, el terror a Dios, que constituye el secreto de la religión: esos dos elementos nos rigen. Y sin embargo si un hombre viviese su vida con plenitud, integralmente, si diese forma a todos sus sentimientos y expresión a todos sus pensamientos, si hiciese realidad sus sueños, el mundo recibiría tal estímulo de renovada alegría que olvidaríamos todos los males del medievalismo para volver al ideal helénico, o a algo quizá más bello, más rico que el ideal helénico.
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Enviada por Yago hace 9 años
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