Fue un hombre huraño y más tarde un hombre tímido. No se amaba a sí mismo y tal vez por eso pensaba que no merecía el amor de los demás. La menor demostración de solicitud o agradecimiento hacía él, lo avergonzaba y lo hacía sufrir.
0

Enviada hace 10 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Isabel Allende.