Trató de recordar el frío, el silencio y esa preciosa sensación de ser los dueños de la tierra, de tener viente años y la vida por delante, de amarse tranquilos, ebrios de olor a bosque,y de amor, sin pasado, sin sospechar el futuro, con la única increíble riqueza de ese instante presente, en que se miraban, se olían,se besaban, se exploraba, envueltos en el murmullo del viento entre los arboles y el rumor cercano de las olas reventando contras las rocas al pie del acantilado, estallado en un fragor de espuma olorosa, y ellos dos, abrazados dentro del mismo poncho como siameses en un mismo pellejo, riéndose y jurando que sería para siempre, convencidos de que eran los únicos en todo el universo en haber descubierto el amor
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Enviada hace 9 años
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