Frases célebres y citas de Emile Zola
Aquí encontrarás una recopilación de las mejores
frases de Emile Zola. Frases cortas, frases célebres, citas, fragmentos de libros, mensajes y pensamientos de Emile Zola.
Frases de libros de Emile Zola
Ahora era ella la que sufría. ¿Es que no bastaba ya con tener que defenderse de él? ¿Iba a tener ahora que defenderse de sí misma, de las ráfagas de ternura que la privaban, a ratos, de todo coraje? Cuando él le hablaba así, cuando lo veía tan afectado, tan trastornado, no sabía ya por qué lo rechazaba; y hasta pasado un rato no regresaban, desde lo más hondo de su índole joven y sana, el orgullo y la sensatez que la mantenían firme en aquella virginal obstinación. Si se empecinaba, era por instinto de felicidad, para satisfacer su necesidad de una vida sosegada, y no por respeto de unos virtuosos principios. Habría caído en brazos de aquel hombre, rendida a él en cuerpo y alma, si no la hubiese soliviantado, si no la hubiese repugnado casi, entregarse por entero, arrojarse en brazos de quien podía, al día siguiente, convertirse en un desconocido. Temía al amante, lo temía con ese loco miedo que hace palidecer a la mujer ante la proximidad del varón. +4
Enviada por Tomás hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
–Santo Dios, esto no es justo. La sociedad está mal hecha. Se acusa a las mujeres, cuando los hombres son quienes exigen las cosas… Mira, y ahora puedo decírtelo: cuando estaba con ellos, ¿comprendes?, no me hacían gracia, ni placer me daban. Eso me fastidiaba, palabra de honor… Entonces, yo pregunto si tengo algo que ver con todo eso. Y me han aplastado. Sin ellos, querido, sin lo que ellos han hecho de mí, estaría en un convento rezando a Dios, porque siempre he sido religiosa… ¡Y basta! Después de todo, si han dejado su dinero y su piel, es culpa suya. Yo no tengo nada que ver. +2
Enviada por David hace 8 años
Ella se convertía en una fuerza de la naturaleza, en un fermento de destrucción, sin quererlo ella misma, corrompiendo y desorganizando. París entre sus muslos de nieve. Y al final del artículo aparecía la comparación de la mosca, una mosca de color de sol y envuelta en basura, una mosca que tomaba la muerte de las carroñas toleradas a lo largo de los caminos y que, zumbando, bailando, lanzando brillos de joya, envenenaba a los hombre con sólo ponerse sobre ellos, en los palacios que invadía entrando por las ventanas. 0
Enviada por David hace 8 años
Había crecido en un arrabal, en el arroyo parisiense, y alta, hermosa, de carne soberbia como planta de estercolero, vengaba a los indigentes y a los abandonados, a los cuales pertenecía. Con ella, la podredumbre que se dejaba fermentar en el pueblo ascendía y pudría a la aristocracia. Ella se convertía en una fuerza de la naturaleza, en un fermento de destrucción, sin quererlo ella misma, corrompiendo y desorganizando. +2
Enviada por David hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
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Enviada por David hace 8 años
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