Frases célebres y citas de Ana Maria Matute

Ana María Matute (1925 - 2014) es una de las autoras españolas más importantes de la literatura contemporánea.
Nacida en Barcelona, pasó una juventud marcada por la Guerra Civil española que se reflejó en su primera obra literaria, centrada en los "los niños asombrados" que veían y, muy a pesar suyo, tenían que entender los sinsentidos que les rodeaban. Eso le llevó a plantearse la guerra civil como un enfrentamiento cainita/abelita que se manifestará en muchas de sus obras con características neorrealistas
Aquí encontrarás una recopilación de las mejores frases de Ana Maria Matute. Frases cortas, frases célebres, citas, fragmentos de libros, mensajes y pensamientos de Ana Maria Matute.
Frases de libros de Ana Maria Matute
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Enviada por Rebeca hace 9 años
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Enviada por Rebeca hace 9 años
¿A dónde habrían ido a parar sus horas de trabajo, sus preocupaciones pequeñas y cotidianas, sus proyectos? Aún estaban sus trajes colgados en el armario, bamboleándose cuando se abría bruscamente.¿Qué se hizo de sus recuerdos, de sus secretos? No murió sólo su cuerpo. Un cortejo de luces y sombras, de sonidos, de deseos, de color, de luchas y de recompensas terminaba con él. Se piensa a veces en la muerte. Tal vez se piensa siempre en la muerte y no se cree que pueda ser tan breve, tan simple, tan rotunda +4

Enviada por Rebeca hace 9 años
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Enviada por Rebeca hace 9 años
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Enviada por Rebeca hace 9 años
Desde aquella altura ya no se distinguia la lucecilla de la casa de Malene, a quien recordé vivamente, en un momento. Es decir más que a ella misma, a su cabello. (Un dia, junto al muro de su casa, mientras ella sacaba agua del pozo, la contemplé de espaldas, inclinada. El cabello se le habia soltado. Era una mata de cabello espeso, de un rojo intenso, llameante, un rojo que podía quemar, si se tocase. Más fuerte, más encendido que el de su hijo Manuel. Era un hermoso cabello liso, cegador bajo el sol). +3

Enviada por Rebeca hace 9 años
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Enviada por Rebeca hace 9 años
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Enviada por Rebeca hace 9 años
Ondina era de una belleza extraordinaria: suavísimos cabellos color alga que le llegaban hasta la cintura, ojos largos y cambiantes como la luz, que iban del más suave oro al verde oscuro, y piel blanco-azulada. Sus brazos ondeaban lentamente entre las profundas raíces de las plantas, y sus piernas se movían como las aletas de una carpa. Una sonrisa fija y brillante, que iba del nacarado de la concha al rosa líquido del amanecer, flotaba entre sus labios. Cualquier humano hubiera sentido una gran fascinación al contemplarla en todos sus pormenores, excepción hecha de las orejas, que, como todas las de su especie eran largas y puntiagudas en extremo, aunque de un tierno color, entre sonrosado y oro. +2

Enviada por Rebeca hace 9 años
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