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Frases del libro Tanta gente sola de Juan Bonilla
Hay en este libro una mirada que sólo con cierta ironía podría definirse como metaliteraria. Uno de sus personajes trata de llevar a la realidad un relato de Borges, un poeta es contratado para dar un recital en la despedida de soltera de una admiradora, un hombre colecciona los recuerdos de gente anotados en la obra Je me souviens, de Perec...
Los protagonistas de estos relatos no lo saben pero tienen mucho en común, ya que entre todos van construyendo el tejido de una soledad que no puede compartirse. Traspasando las barreras que delimitan el cuento, Tanta gente sola constituye una narración en la que conviven trágicos disparatados con personas capaces de transformar su enfermedad en ventaja o una suma de fracasos en un gran éxito.
Juan Bonilla engarza personajes y situaciones con la precisión de un relojero que domina los recursos de su oficio. En sus cuentos siempre hay sorpresas, regalos que abren nuevas puertas a otras lecturas, ingenio, y, por encima de todo, un minucioso cuidado por el lenguaje. Sin duda, los mejores cuentos de un gran narrador.
Aquí encontrarás una recopilación de las mejores frases del libro Tanta gente sola de Juan Bonilla. Frases cortas, frases célebres, citas, fragmentos del libro Tanta gente sola.
Frases de Tanta gente sola
No, no hay vida que quepa en una novela, y desde luego que no, que en una lápida no cabe nada, a no ser que se piense que uno no es más que un nombre propio y dos fechas metidas en un paréntesis. (…) Yo creo que la vida es lo suficientemente grande, milagrosa, misteriosa, cruel, excesiva, que no cabe, no te digo ya en un poema o en un libro de poemas: no cabe en toda la poesía que se haya escrito o compuesto desde los primeros gruñidos de un neandertal hasta el desenfrenado vómito que anoche escribió un adolescente para combatir la necesidad de estar solo y ser un incomprendido. No cabe, no está ahí la vida… +1
Enviada por Bárbara hace 9 años
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Enviada por Bárbara hace 9 años
Se acogerían a la socorrida razón metafísica – no hay respuestas para qué estamos haciendo aquí, muchachos, es lo que hay -, la insoportable levedad del cero o no ser, o aceptarían, sencilla, humildemente, que la muchacha había descubierto precozmente que la vida, para qué vamos a engañarnos, no va en serio y tanto da morirse a los quince que a los setenta y cinco: las olas del tiempo lo anegarán todo, ahogarán todo lo que fue, igualando a unos y a otros. 0
Enviada por Bárbara hace 9 años
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Enviada por Bárbara hace 9 años
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